El póster se distribuyó previo a la fecha requerida por toda la ciudad, se envío por internet y se inscribió en la sección de anuncios clasificados del periódico “El Imparcial” de la ciudad que Oaxaca, horas más tarde se el diario se retractó de la contratación de sus servicios y se negó, por políticas de la empresa, a publicar el anuncio.
La realidad superó a la ficción sugerida por el poster: cientos de civiles deambulaban entre barricadas por las calles convertidas en la tierra de nadie y en campos de batalla, los plantonistas, en un ambiente entre festivo y tenso bajo los toldos coloridos acamparon frente a Santo Domingo, donde colocaron en lugares estratégicos, carritos del supermercado o pequeños montículos de piedras y palos de escoba. Los policías federales, armados hasta los dientes, convirtieron el plácido zócalo oaxaqueño en un gris y macabro cuartel.
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