Durante el conflicto social del 2006, a pesar de la violencia que estábamos viviendo en Oaxaca, había un cerco mediático nacional muy fuerte. Las iniciativas ciudadanas, fotos, videos, radio, textos se distribuían al mundo a través del internet y por las radios comunitarias al interior del estado. El “Paseo dominical por el zócalo de Oaxaca” fue una de esas tantas acciones para dar testimonio de lo que estábamos viviendo.
Recolecté elementos de las barricadas que habían sido desalojadas con mucha violencia y con estos materiales confeccioné un vestido. Pegué posters buscando extras para la filmación de un video clip para la canción México woke up de la banda Nine Rain, a través de una productora fantasma. Lo que parecía una gran producción hollywoodense: la PFP (policía federal preventiva) había convertido el zócalo en su campamento con cientos de policías armados hasta los dientes y en contraste, a cinco calles de distancia, frente al convento de Santo Domingo, el campamento de la resistencia con niños, chavos aguerridos, doñitas bordando o preparando comida en anafres, puestos, consignas, colores, música. Las calles se convirtieron en la tierra de nadie, el campo de batalla y el espacio donde transitaba la sociedad civil entre barricadas y camiones incendiados. Ese fue el escenario de lo que era nuestra realidad en ese momento, donde simplemente caminé con mi xoloitzcuintle, ataviada con un pesado vestido de alambres retorcidos y pedazos de llantas, elementos que recolecté de las barricadas recién desalojadas, por el Estado con mucha violencia. Me acompañaron amigos valientes con cámaras fotográficas y de video para que quedara constancia en imágenes de nuestra existencia por si éramos arrestados. Esa misma noche editamos un video que subimos al internet al otro día y que para nuestra sorpresa se hizo viral.